La Disociación: Un término confuso

1. La palabra “disociación” se emplea en la literatura para designar conceptos diferentes, ya sean síntomas, mecanismos psíquicos o trastornos mentales.

2. Existen términos como el de “conversión” que se mantienen en el DSM-IV como una herencia de la tradición psicoanalítica, pero no encaja en una clasificación ateórica que no está basada en el modelo psicoanalítico.

3. Las clasificaciones internacionales se basan en la descripción clínica de síntomas y no en el mecanismo etiopatogénico. Por ello hay trastornos conectados por su etiopatogenia como el Trastorno por Estrés Postraumático, los Trastornos Disociativos y Conversivos y los Trastornos por Somatización, que están clasificados en distintos capítulos. Esto no facilita a los profesionales una comprensión global de los fenómenos psíquicos.

4. La dualidad mente-cuerpo propia del pensamiento médico-científico occidental ha llevado a separar trastornos muy ligados como los Trastornos Somatoformes, Conversivos y Disociativos, en base únicamente de que la sintomatología se exprese a través del cuerpo o de funciones psíquicas.

5. Algunos autores hablan de la disociación como un fenómeno normal, estableciendo un continuum que va desde la disociación cotidiana y adaptativa hasta el otro extremo, donde estaría el TID. Otros consideran la disociación como un mecanismo patológico.

6. El concepto de disociación que estamos acostumbrados a manejar implica una disminución o estrechamiento de la conciencia. En esta concepción nos encajan bien síntomas como el estupor disociativo o la despersonalización. Sin embargo la psicopatología del TID se corresponde no con una disminución del nivel de conciencia, sino con una fragmentación de la misma. En el primer caso (estupor disociativo), estamos ante una concepción vertical de los distintos estados de conciencia: de menor a mayor nivel. En el segundo caso (TID) se trata de una concepción horizontal de la disociación: hay una escisión o separación entre distintos estados de conciencia, que no tienen por qué estar a niveles distintos.

7. También es controvertido si algunos conceptos incluidos en las escalas de evaluación como la absorción (perderse o ensimismarse en los propios pensamientos, una película, etc) son o no fenómenos disociativos.

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